Los sistemas de seguridad son cada vez más importantes y complejos, ya que la maquinaria y las instalaciones son cada vez más potentes y, en general, los peligros también aumentan con la mayor productividad. Las normas y directrices ayudan a los operadores de las plantas a alcanzar el nivel de seguridad requerido. Los análisis de fallos y las evaluaciones de riesgos sirven de base para la toma de decisiones encaminadas a reducir el riesgo de los sistemas técnicos a un nivel aceptable mediante medidas de seguridad. El Reglamento 2023/1230 de la UE y las normas técnicas exigen minimizar los riesgos, por lo que la seguridad funcional es obligatoria en muchos ámbitos.
Cuanto más complejo es un sistema electrónico, mayores son las posibilidades de error. Por este motivo, la serie de normas IEC 61508 exige que se eviten los fallos sistemáticos durante el desarrollo, que se supervisen durante el funcionamiento y que se controlen y eliminen de forma segura los errores detectados. Por tanto, los objetivos de seguridad funcional incluyen la reducción de errores sistemáticos o aleatorios para garantizar la seguridad de las personas, el medio ambiente y las instalaciones.
La Directiva de Máquinas 2006/42/CE es la directriz más importante en materia de seguridad funcional. Las normas más importantes son:
Las dos últimas normas están armonizadas, lo que significa que se aplica una presunción de conformidad. Además, deben respetarse la Ley alemana de seguridad de los productos (ProdSG) y la Ley alemana de instalaciones que requieren supervisión (ÜAnlG).
Tanto el nivel de rendimiento (PL) como el nivel de integridad de la seguridad (SIL) definen la fiabilidad de las funciones de seguridad en máquinas e instalaciones. Cada componente de un sistema de control relacionado con la seguridad tiene su PL o SIL específico, que representa la capacidad de reducir un riesgo. Además, cada función de seguridad tiene un nivel objetivo específico que debe mantenerse para reducir el riesgo de mal funcionamiento.
El PL se utiliza principalmente en la construcción de maquinaria, por lo que se tiene en cuenta la Directiva sobre máquinas. El SIL, por su parte, fue desarrollado principalmente por la industria de procesos para la construcción de plantas.
La norma DIN EN ISO 13849 define el término nivel de rendimiento, que describe la capacidad de un sistema de control para realizar una función de seguridad. Para cada función de seguridad individual de una máquina se define una minimización de riesgos requerida, indicada por el valor PL r (requerido). El nivel de rendimiento de la función de seguridad debe ser mayor o igual que PL r. La escala va desde PL a (nivel más bajo) hasta PL e.
Este sistema de valores tiene su origen en las normas DIN IEC/EN 61508 y DIN IEC/EN 61511. El nivel de integridad de la seguridad se utiliza para evaluar la fiabilidad de las funciones de seguridad de los sistemas eléctricos, electrónicos y/o electrónicos programables. También en este caso se define un SIL r (obligatorio) que debe cumplirse. La escala va desde SIL 1 (nivel más bajo) hasta SIL 4 (nivel más alto).
El cumplimiento de estas normas y directrices permite garantizar la seguridad funcional en diversos sectores industriales y minimizar el riesgo de fallos de funcionamiento.
Un concepto de seguridad funcional describe la medición y los métodos utilizados para garantizar la seguridad funcional de un sistema técnico, incluida la selección y validación de componentes y sistemas.
La norma ISO 26262 regula la seguridad funcional de los sistemas eléctricos y electrónicos de los vehículos de motor. Define los requisitos y procesos para garantizar que los vehículos funcionan de forma segura y que se minimizan los riesgos potenciales.