Para aplicaciones de refrigeración en comercios y otras aplicaciones no domésticas, como escuelas, polideportivos, tiendas y oficinas, se utilizan bombas de calor más grandes.
A través del circuito de refrigeración, se elimina el calor no deseado y, por tanto, se enfría el proceso o el espacio. El calor absorbido por el refrigerante puede transferirse a otras zonas. Por ejemplo, en áreas de producción en las que el calor es indispensable como parte del proceso de producción, como los procesos de esterilización o secado. El aprovechamiento del calor residual, en combinación con el uso de refrigerantes (no críticos), hace que esta tecnología sea especialmente respetuosa con el medio ambiente.
Para el control de las bombas de calor, los instrumentos de medición de presión y temperatura son fundamentales.
Los sistemas de medición utilizados garantizan un funcionamiento eficaz de la bomba de calor. Por ello, deben ser especialmente fiables.